Voz mesiánica; la de un estentóreo profeta de la Biblia. A través de ella, supimos de la grandilocuencia pero también de la profunda humanidad que supo adosar a su interpretación, como actor de cine, de doblaje y como locutor de noticiarios en la República. Una voz de longevas señas de identificación; de ancestros filósofos que marcaron lo que, hoy, es ya la historia de los buenos sentimientos. La voz con eco que se lamenta desde la conciencia en pena. En los años veinte, debutó en el teatro catalán, en la Compañía del Sindicat d'Autors Dramàtics Catalans. A comienzos de los años treinta, debuta en el doblaje y comienza su carrera como actor de cine. Se retiró del cine, hacia mediados de los cincuenta; del doblaje, a mediados de los sesenta. Falleció en 1971, en Barcelona, ciudad en la que había nacido a finales del siglo XIX. La voz de la dignidad y de la nobleza; el sonoro de una leyenda.
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